Estaba preparando la entrada del
cuarto cumpleaños del Renacuajo y me he dado cuenta de que esta parte ocupaba
media entrada, así que he decidido dedicarle una entrada propia:
Como os he contado en otras ocasiones, desde bien pequeño,
Renacuajo ha mostrado dificultades para centrar su atención. Es
más, antes del año, después de notar ciertas cosas que nos preocupaban (no
señalaba con el dedo, no fijaba la mirada en nosotros, no respondía a su
nombre), fuimos a la pediatra a preguntar sobre un posible TEA. La
pediatra nos tranquilizó y nos dijo que ella veía un desarrollo normal, pero
que estas cosas no se suelen diagnosticar hasta los 3 años con seguridad.
(Podéis ver la entrada que publiqué a sus 11 meses aquí:
Pues 4 años después, Renacuajo sigue igual. Le cuesta
horrores mantenerte la mirada, te mira un par de segundos y la esquiva, es
superior a él mantenerla; es voluble y vive un poco en su mundo, se abstrae, no
escucha porque está en su mundo y a veces, es difícil hacer que se concentre en
algo. Por contra, sus relaciones sociales son excelentes, no tiene ningún
problema en relacionarse con otros y en el cole, nos han dicho que no tiene
ningún problema en ese sentido, que trabaja con sus compañeros y se concentra y
que es perfeccionista, aunque a veces, como a todos los niños, le cuesta
esforzarse. No es un niño maniático, se adapta medianamente bien a los cambios
y no tiene conductas repetitivas ni obsesivas. Nosotros hemos aprendido a
gestionar su falta de concentración como una característica más, sabemos que no
le podemos exigir que nos mire durante más de 3 segundos, y que si queremos que
nos oiga cuando está en su mundo, hay que insistir un poquito más, pero
aceptamos que es una característica no patológica de su
carácter, e intentamos potenciar su concentración en ciertas cosas, evitando en
la medida de las posibilidades su peor enemigo: las pantallas.
Sí, la tele o similares son el peor enemigo en estos casos,
los hipnotiza, aliena, los capta como robots, y a Renacuajo le pasa totalmente,
pero cuando luego se lo quieres quitar, el berrinche es monumental. Es de las
pocas cosas que consigue tenerlo concentrado a tope un buen rato. Se sienta a
ver los dibujos y de ahí sí que no despega la mirada. Sé que a él, como a todos
los niños, la televisión apenas le aporta cosas positivas, que se puede criar a
un niño sin tecnología y que jugar en la calle es mucho más beneficioso para
cualquier niño, pero no vivimos en un mundo ideal. Conciliar es complicado, y
las dichosas pantallas nos echan, nunca mejor dicho, un cable. Y especialmente
en el caso de Renacuajo, lo tiene totalmente neutralizado durante un tiempo
valiosísimo para mí y totalmente vacío, insustancial y potencialmente peligroso
para él. Así que intentamos evitarlo todo lo posible, pero con resultados muy
limitados por ahora.
¿Se os ocurren alternativas para juegos autónomos de niños
que no requieran (apenas) supervisión para ir probando alternativas? Yo intento
alternar con libros, pintar o puzzles, pero por ahora, nada lo entretiene
igual, se cansa al minuto o requiere mi presencia. Supongo que cualquier cambio
en este sentido, al estar la rutina tan aferrada, debe ser progresivo y que
debo ser constante y no sucumbir, pero es realmente difícil, porque es la única
hora u hora y algo que tengo al día para hacer algo sin niños (coincide con la
siesta de Ranita) ¿Tienen vuestros niños problemas de atención, hiperactividad,
TEA o conductas diferentes? ¿Cómo lo afrontáis?